Sevilla acogía esta semana el Foro “Patrimonio Vivo”, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que han participado alcaldes y representantes de ciudades de América Latina y el Caribe. ¿El objetivo? Impulsar la conservación y afianzar el patrimonio como eje de desarrollo sostenible. Un reto que compartimos y por eso allí ha estado nuestro director, Juan Carlos Prieto, para contar nuestra experiencia.

 

Estructurado en diferentes mesas de trabajo, el encuentro ha servido para analizar los diferentes aspectos que afianzan un patrimonio vivo, eficiente y sostenible. Nuestro director explicaba a los participantes que llevamos más de cuatro décadas trabajando en esta misma línea de acción apostando por el patrimonio como eje de desarrollo territorial, vinculado a las personas que lo habitan y al paisaje lo abriga.

A lo largo de este tiempo, hemos intervenido en más de 550 edificios históricos de España, Francia, Portugal o Chile, investigando para facilitar su conservación y, sobre todo, para optimizar su gestión.

 

 

IoT aplicada al Patrimonio

Nuestra experiencia, comentaba Prieto, se concreta en el Sistema de Monitorización del Patrimonio (MHS). Una plataforma tecnológica que parte de la instalación de una red de sensores de escaso impacto visual capaces de controlar parámetros ambientales, estructurales u otros más relacionados con la gestión, como la eficiencia energética, la seguridad o la iluminación.

Los datos recogidos por estos dispositivos se suman a los derivados de otros sistemas ya existentes, generando un flujo de información que facilita el trabajo de los gestores. ¿Cómo? Poniendo a su disposición un panel de control en el que, a través de un modelo 3D, pueden acceder a la información de cada espacio monitorizado. Sabiendo lo que ocurre en cada uno de ellos, con información objetiva y precisa, pueden mejorar el diagnóstico y la toma de decisiones.

Las nuevas tecnologías unidas al conocimiento facilitan la gestión, dado que nos permiten saber en todo momento cómo se está comportando un edificio, un conjunto histórico o todo un territorio”, aseguraba Juan Carlos en referencia a casos concretos en los que la Fundación ha podido intervenir, como el conjunto histórico de Ávila, declarado Patrimonio Mundial, que constituye hoy por hoy una auténtica Ciudad Patrimonial Inteligente, el Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla, la Fachada Rica de la Universidad de Salamanca, el templo de Debod o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, la Villa Romana de La Olmeda en Palencia, el Palacio Ducal Guimarães (Portugal) o la ermita de Egletons (Francia).