Con estas palabras cerraba Almudena Palancar, jefa del área de conservación y seguridad del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su participación en las jornadas sobre «buenas prácticas en la gestión inteligente de museos«, celebradas esta semana en Madrid, en el marco del proyecto MHS-EnerCon².

 

No hay que olvidar que el reto de MHS-EnerCon² es, precisamente, el de mejorar la gestión, la conservación preventiva y la eficiencia energética de edificios históricos sin perder de vista la comodidad de usuarios y visitantes. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es, precisamente, uno de los tres casos piloto en los que la Fundación Santa María la Real y Telnet están desarrollando esta iniciativa y Almudena Palancar fue la encargada de explicar qué ha supuesto para la Academia su inclusión en el proyecto.

«La aplicación de las nuevas tecnologías a nuestro trabajo, la participación en MHS-EnerCon², nos permite contar con datos objetivos de las condiciones en las que se encuentra en cada momento el museo, un edificio que está vivo y que evoluciona», comentaba, «gracias a esta información útil, la toma de decisiones y el proceso de gestión es más sencillo». Añadía, Almudena Palancar que el conocimiento que les ha aportado el proyecto, les ha permitido, por ejemplo, ahorrar casi 6.000 euros al año, ajustando la potencia energética contratada a las necesidades reales del inmueble.

 

 

Buenas prácticas en conservación y gestión de museos

 

Las jornadas celebradas en Madrid sirvieron también para conocer otros casos de buena gestión y otras experiencias de conservación preventiva, a través de la trayectoria de empresas como artiSplendore y Telefónica o escuchando el trabajo en este ámbito de instituciones como CaixaForum Madrid, Patrimonio Nacional o la catedral primada de Toledo.

Unos y otros coincidieron al señalar, como exponía Almudena Palancar, que «la conservación preventiva ha de ser prioritaria en cualquier institución que trabaje con bienes patrimoniales» y, en este sentido, «la tecnología es una aliada del patrimonio, a la que no hay que tener miedo, porque facilita las tareas de gestión, conservación y difusión«.