El protagonista de la imagen es Manuel, quien a sus 76, jamás hubiera imaginado ganar un concurso fotográfico recreando la mítica portada del disco Nevermind de Nirvana.

 

Eso sí, el premio, ha sido posible gracias al trabajo y la colaboración de todo el equipo de Tercera Actividad, nuestro centro de atención a personas mayores y/o dependientes de Aguilar de Campoo.

 

“Cuando nos enteramos de la convocatoria por parte del festival Palencia Sonora de este concurso fotográfico especial para residencias, no lo dudamos”, explica Alejandro Serrano, director del centro. “El equipo tiene mucha experiencia a la hora de crear disfraces, de hecho, hemos ganado varias veces el concurso convocado por el ayuntamiento de Aguilar de Campoo con motivo del Carnaval de la Galleta”. Aunque, sin duda, lo más importante es que participar, con todo lo que ello implica, supone salir de la rutina y pasar un rato divertido.

Nunca mejor dicho. La foto ganadora ha sido una de las 20 presentadas por el equipo. Residentes y personal del centro se han volcado con el concurso. “Ha supuesto un gran reto para todos por muchos motivos: seleccionar las portadas o imágenes para recrear, preparar a cada una de las personas protagonistas, diseñar el vestuario…” Eso sí, el resultado ha merecido la pena.

 

 

La imagen ganadora: Nevermind

 

La imagen que se ha alzado con el premio recrea la portada del disco Nevermind, de Nirvana: un bebé buceando en una piscina para intentar capturar un billete de dólar. ¿El protagonista? Manuel, quien lleva viviendo en Tercera Actividad junto a su mujer Angelita desde 2020. Ésta es hoy su casa y desde aquí, cada semana, se desplaza junto con la fisioterapeuta a la piscina municipal para una sesión de terapia en el agua.

Cuando le propusieron el reto, no lo dudó. La única condición: salir con bañador. Una cámara sumergible, la colaboración imprescindible del personal de la piscina y varias zambullidas hasta conseguir el efecto deseado, hicieron el resto. Casi no hubo que editar la foto original, tan solo darle unos toques de diseño para incorporar el título del disco y el famoso billete de dólar y poco más.

¿El premio? Un concierto del festival Palencia Sonora que Manuel y el resto de la familia de Tercera Actividad disfrutarán tanto o más que durante el proceso de preparación de las fotografías.

 

 

Trabajo de equipo

 

Y es que, al fin y al cabo, aunque el premio lo haya ganado la fotografía protagonizada por Manuel, todos son ganadores. De hecho, se lo pusieron muy difícil al jurado, ya que, presentaron 19 trabajos más, cada uno de ellos perfectamente pensado y ejecutado. Por ejemplo, el propio Manuel, junto a su esposa, Angelita, recreó una portada de Ana Belén y Víctor Manuel.

Luisa, portuguesa, 92 años, se metió en la piel de dos artistas con mucho carácter: Lola Flores, la Faraona, y Masiel. En este caso, a base de cartulinas de colores, lograron reconstruir el famoso vestido de corte hippie que la cantante lució en el festival de Eurovisión y que le hizo alzarse con el premio gracias a su famoso “La, la, la”.

Quién le iba a decir a Dolores, natural de Barruelo de Santullán, que a sus 91, tendría que convertirse nada más y nada menos que en “la Rosalía” o a Julián, de Vallespinoso, que tendría que emular a David Bisbal y a uno de los integrantes de Camela. Interpretó ambos papeles a la perfección, pero, eso sí, sin quitarse sus zapatillas de cuadros de andar por casa que, para eso, ya está el retoque final en diseño.  Su hermano Ángel lo tuvo, quizá, un poco más fácil, dado que le tocó rendir homenaje a Pau Donés, el cantante de Jarabe de Palo, con su disco “Bonito”.

Araceli se tatuó el brazo para representar a Amy Winehouse; Toño se embutió en una chupa amarillo piolín para darlo todo como Freddy Mercury; Elisea se transformó por un instante en la gran Raffaela Carrá; Lali se vistió de Rozalen y, ¡ojo al dato! del mismísimo David Bowie; Angelita sintió la energía de Tina Turner; José y Pedro se convirtieron en Serrat y Sabina en Dos pájaros de un tiro; Susi, Andrés, Toño y Ángel dieron el pego como Celtas Cortos y así un largo etcétera de artistas. Los reales y sus “clones” porque, al fin y al cabo, a todos ellos les corre el arte por las venas. Más allá del premio, lo esencial, sin duda, es haber tenido la oportunidad de demostrar una vez más que “no hay edades, sino experiencias” y ésta, propiciada por el Palencia Sonora, es inolvidable.