Minimizar la incidencia del cambio climático en ciudades como Madrid, mejorando la habitabilidad de sus barrios y concienciando a los vecinos de la importancia de apostar por soluciones basadas en la naturaleza. Es el objetivo de Raíces de Barrio, un proyecto que desarrollamos desde hace años con Fundación Ressa y que, ahora, sigue avanzando gracias al apoyo de Bankia y Fundación Montemadrid, que lo han incluido en su Convocatoria de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible 2020.
Gracias a este nuevo respaldo será posible desarrollar un proyecto piloto en un bloque de viviendas del Barrio de Simancas, en la zona colindante con el Polígono Industrial Julián Camarillo, que ha experimentado un gran crecimiento e incluso un cambio de uso desde 1985 con la llegada de empresas de los sectores de la ingeniería, nuevas tecnologías y comunicaciones. Una transformación que también ha afectado a la población del entorno y que ha traído consigo algunos problemas sociales y medioambientales.
¿Cómo actuará Raíces de Barrio?
Para minimizar y contrarrestar su incidencia, se diseñará un proyecto piloto con soluciones basadas en la naturaleza, que se aplicará en un bloque de viviendas y su entorno, para que, posteriormente, pueda extenderse a todo el barrio. El primer paso será localizar los lugares idóneos para renaturalizar el barrio, creando nuevas zonas verdes en espacios intercomunitarios, cubiertas, balcones, terrazas o jardines.
“Los beneficios de apostar por soluciones basadas en la naturaleza son múltiples”, explica Álvaro Retortillo, Director de Desarrollo Corporativo de la Fundación Santa María la Real, quien recuerda que la actual pandemia y el cambio climático hacen necesaria, hoy más que nunca, una apuesta decidida por estos sistemas.
Los estudios recabados para el diseño de Raíces de Barrio, demuestran, por ejemplo, que la instalación de tejados o cubiertas verdes, puede suponer un hasta un 15% de ahorro económico y reducir en un 12% el consumo energético de las viviendas. A todo ello hay que sumar otras ventajas como el aumento de la biodiversidad urbana, la mejora en la calidad del aire, la reducción de la radiación o los ruidos y, cómo no, el beneficio que supone para la salud mental y física de las personas.
Implicación ciudadana y desarrollo metodológico
El éxito del proyecto, depende en gran medida, de la colaboración, el compromiso y la participación de los vecinos. De ahí, que se contemple la realización de diferentes acciones de concienciación, sensibilización e innovación colaborativa.
La idea, además, es que este primer proyecto, siente las bases y la metodología para el desarrollo de otros similares, ya sea en Madrid o en otras ciudades o territorios. “La actual pandemia generada por el COVID-19 ha puesto de manifiesto que más allá de la necesidad de combatir el cambio climático, es importante apostar por soluciones limpias, saludables y sostenibles, propuestas basadas en la naturaleza, que contribuyan no solo a mejorar la habitabilidad de nuestros barrios, sino también la calidad de vida y el bienestar de sus vecinos”.
IMAGEN: Simulaciones de la aplicación de Raíces de Barrio en el barrio de Usera, Madrid, donde ya se ha implantado con éxito
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