Con una profunda sonrisa recibía el dibujante, arquitecto y escritor palentino José María Pérez, «Peridis», impulsor de la Fundación Santa María la Real, su doctorado honoris causa por la Universidad de Valladolid en el paraninfo del Palacio de Congresos Conde Ansúrez cuyo proyecto de rehabilitación él mismo dirigió hace 25 años. El rector de la UVa, Daniel Miguel San José, subrayó que dentro de las interminables facetas profesionales de Peridis, han querido resaltar con este reconocimiento su “tarea como emprendedor social”.
“Desde las escuelas taller de los años 80 hasta más recientemente las lanzaderas de empleo, Peridis es capaz de poner en marcha un proyecto y que este tome un volumen y una extensión enorme, abarcando España y muchos países de Hispanoamérica. Él es uno de los emprendedores sociales más importantes de los últimos años, por su capacidad de propagar ilusión y movilizar el talento, y por hacer visible el problema junto con una propuesta para su solución”, destacó el rector, que aplaudió la capacidad del palentino para “tocar a la vez el corazón y la cabeza de las personas, convenciendo, motivando e ilusionando”.
Peridis, que recibió el doctorado a propuesta de la Facultad de Ciencias del Trabajo de Palencia, repasó pormenorizadamente su trayectoria vital y profesional en su discurso de agradecimiento, recalcando constantemente los vínculos con la ciudad de Valladolid. En su intervención tuvo palabras de recuerdo para el arqueólogo licenciado en la UVa Miguel Ángel García Guinea, que en 1959 a su llegada a Valladolid le inoculó “el veneno del Románico” en la sangre. Asimismo, destacó que “Valladolid es la ciudad que ha contribuido en mayor manera a los proyectos de éxito que hemos desarrollado en todo el mundo”.
Se refería así a la puesta en marcha de las escuelas taller, que comenzaron su andadura en septiembre de 1985 en San Benito. “En aquellas escuelas taller los jóvenes aprendían un oficio. Era pedagogía a la griega: aprender haciendo y hacer aprendiendo, que es la mejor manera de aprender. Y ahora hemos inventado las lanzaderas de empleo, que es algo tan sencillo como que, habiendo tantos desempleados valiosos, por qué no se ayudan unos a otros a recuperar la autoestima y a encontrar empleo. Una lanzadera es un equipo de desempleados voluntarios, visibles, activos y solidarios, que entrenan con un profesional y tienen un compromiso común de buscar trabajo todos para todos”, resumió.
El patrimonio como valor
“El patrimonio no es una carga, es una riqueza. Nuestro mayor éxito ha sido considerarlo así, y considerar a los jóvenes o a los desempleados como un valor, no como un problema. En las escuelas taller, con desempleados, recuperamos patrimonio y enseñamos oficios para recuperar la dignidad», apuntaba Peridis en su discurso, para referirse después a uno de los proyectos más emblemáticos de la Fundación Santa María la Real, la Enciclopedia del Románico en la Península Ibérica, de la que es director, y que, tal y como explicaba, «empezó por Castilla y León y ha sido porsible gracias a la participación de más de 2.000 investigadores, muchos de ellos han encontrado en este gran proyecto su primera oportunidad laboral» .
Tras recordar que la Fundación Santa María la Real dio sus primeros pasos “en Aguilar de Campoo en 1977”, señaló que esa institución es hoy “un referente en toda Europa y en América Latina, tiene más de 200 trabajadores y es la décima empresa de la provincia de Palencia y una de las mayores fundaciones de España”.
«Para recuperar el monasterio de Aguilar tuvimos que merecer. Para difundir el románico teníamos que disfrutar y compartir. Para hacer las Escuelas Taller tuvimos que inventar. Y para las lanzaderas creímos en la utilidad de una ocupación solidaria, confiamos en la dignidad de las personas y en su capacidad de crecer y mejorar a lo largo de la vida. En vez de perdernos luchando contra molinos de viento nos aliamos con los gigantes que habitaban en ellos y nos subimos sobre sus hombros para conquistar territorios desconocidos para los demás y para nosotros mismos», apuntaba Peridis.
“Nosotros hemos tenido mucha suerte a lo largo de cuarenta años. La suerte de creer en lo que se hace, de hacerlo con entusiasmo, la suerte de poner los medios para conseguirlo, la suerte de hacerlo lo mejor posible y de hacer mejores a los que lo hacen. La suerte de hacer amigos. La suerte de superar los obstáculos teniendo mucha paciencia y no desfalleciendo jamás”, recalcó agradeciendo su ayuda a los “millares de personas” que durante estas cuatro décadas le han acompañado.
Fuente: Agencia ICAL
IMÁGENES: Fotografía 1 (Un momento de la investidura de José María Pérez como Doctor Honoris Causa por la UVa_Leticia Pérez_Agencia ICAL) / Fotografía 2: Archivo FSMLRPH_Maximiliano Barrios
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