Más de 1000 años de historia abrigan a nuetra casa, el monasterio aguilarense de Santa María la Real, que será junto con el de Yuste en Cáceres, la candidatura del Gobierno de España al Sello Europeo del Patrimonio Cultural.
Aunque queda casi un año para que se haga pública la decisión europea, en marzo de 2023, no podemos estar más agradecidos a la Junta de Castilla y León y al Gobierno por presentar la candidatura.
De hacerse efectivo, será un reconocimiento más para el monasterio, que no solo se ha mantenido a lo largo del tiempo, sino que se ha convertido en eje de dinamización social para toda la comarca. En 1987 este singular edificio, que cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural ya recibió un premio Europa Nostra, en reconocimiento al trabajo y a la labor de restauración de la Asociación de Amigos del Monasterio, origen de lo que hoy es la Fundación. Posteriormente, como entidad, hemos recibido hasta nueve reconocimientos y menciones europeas, por nuestra labor de restauración, conservación y difusión del patrimonio.
Restaurar y dotar de nueva vida
Cabe recordar que fue a finales de la década de los setenta, cuando un grupo de personas, encabezadas por el arquitecto José María Pérez «Peridis», emprendió el voluntarioso trabajo de rescatar de la ruina un edificio que tuvo su máximo esplendor durante la Edad Media y cayó en el más completo abandono tras la desamortización de Mendizábal. Tenían muy claro que no solo había que recuperar el edificio, conocido en aquel tiempo como “el convento caído”, sino que, además, debían dotarle de uso, para garantizar su conservación y otorgarle una nueva vida.
La restauración se realizó con la puesta en marcha de los primeros programas de Escuelas Taller de España, que sirvieron para dar formación y empleo a cientos de jóvenes. Hoy por hoy, gracias a aquel primer impulso, el espacio es un auténtico foco de dinamización cultural, del que, poco a poco, han ido naciendo nuevos proyectos.
De hecho, en el monasterio conviven en armonía el instituto de Educación Secundaria de la localidad; la sede de la UNED; el Centro Expositivo Rom: románico y territorio, diseñado y gestionado por la Fundación o la Posada de Santa María la Real. Son estas actividades y el uso diario del edificio las que ha garantizado su pervivencia y las que lo ha convertido en un auténtico laboratorio de ideas en el que confluyen pasado, presente y futuro.
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