125 personas procedentes de distintos puntos de España, participan estos días en el Seminario sobre Historia del Monacato, organizado por la Fundación Santa María la Real, dentro del programa de cursos de verano de la Universidad de Cantabria.

Las jornadas, que se prolongarán hasta el jueves, 2 de agosto, se desarrollan en el refectorio del monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo y cuentan con la colaboración del ayuntamiento de la villa y la Diputación de Palencia.

La inauguración del Seminario que afronta su trigésimo segunda edición, corría a cargo del director de la Fundación Santa María la Real, Juan Carlos Prieto, quien ha estado acompañado por los directores del curso, José Ángel García de Cortázar y Ramón Teja, así como por la alcaldesa de Aguilar, María José Ortega, quien se mostraba “orgullosa” por formar parte de una iniciativa que demuestra “como los pueblos que apuestan por la cultura y el patrimonio, son pueblos inteligentes”.

Por su parte, Ramón Teja, agradecía a todos los presentes su participación en el seminario, como “amigos y personas que quieren disfrutar del arte y la cultura”, recordaba Teja que, este año tienen un doble motivo, dado que junto al seminario sobre Historia del Monacato, centrado en “las edades del monje”, Aguilar de Campoo acoge la exposición de “Las Edades del Hombre”.

 

 

Oportunidades y riesgos de la convivencia monástica

Precisamente, era el propio Teja el encargado de pronunciar la primera ponencia del seminario, para explicar que el monacato “surgió y se desarrolló por primera vez en Egipto y que existe allí “una rica literatura surgida en los ambientes monásticos, en que se aborda, con una espontaneidad que nunca se dio en los ambientes occidentales la enorme difusión que alcanzaron la homosexualidad y en especial la pedofilia en los ambientes monásticos.  

Y es que, tal y como argumentaba el catedrático de la Universidad de Cantabria, “aunque el impulso que llevaba a estos hombres y mujeres a retirarse del mundo y vivir en la soledad era alcanzar mejor la salvación eterna, ello no evitaba que también allí fuesen víctimas de las tentaciones del diablo. Para evitar los pecados carnales, “la separación de sexos fue un principio fundamental” en las comunidades monásticas. Pero tanto en los cenobios como entre los monjes solitarios “se difundió la costumbre de admitir a niños o jóvenes”, lo que provocó que “las tentaciones del diablo, ante la ausencia de mujeres se centrasen en los compañeros masculinos y, especialmente, en los más jóvenes”.

Frente a estos “vicios” y para evitarlos, se extendieron, “las denuncias, los catigos y las normas de la Regla”, algunas de ellas tan minuciosas, recordaba Teja, como la que decía “No se sienten dos juntos sobre los lomos de un asno, ni sobre el timón de un carro” que, no obstante, en muchos casos, “resultaron inútiles”. Tanto es así, que en algunos monasterios, para evitar la tentación, se prohibió la “entrada de mujeres y de jóvenes imberbes”, una premisa que sigue vigente, por ejemplo, en la República monástica del Monte Athos en Grecia. Aunque, según Teja, se poco sirve, dado que “allí donde no hay imberbes proliferan los diablos viejos y barbudos”.

 

 

Jerarquización de los monasterios

Por su parte, Margarita Cantera Montenegro, de la Universidad Complutense de Madrid, hablará a los participantes los grupos en los que se dividían las comunidades monásticas: monjes y legos, por una parte, y conversos o hermanos, por otra, ahondando en sus principales funciones.

“La vida de oración y trabajo define la vocación de los monjes, además de la observancia de una Regla”, comentaba Cantera Montenegro, “los conversos o hermanos legos eran servidores seglares que vivían como monjes, aunque con unas exigencias de austeridad y dedicación a la oración atenuadas”.

Cerrará el turno de intervenciones, José Carlos Valle Pérez del Museo de Pontevedra, quien ahondará en la jerarquización espacial y funcional de un monasterio cisterciense medieval. La sesión de hoy se verá completada por la visita guiada al monasterio de Santa María la Real – centro expositivo Rom, que acoge el seminario. En la jornada de mañana, los participantes podrán acercarse al monasterio de Santa Cruz de la Zarza en Ribas de Campos y a las iglesias de Nuestra Señora de las Fuentes en Amusco y Nuestra Señora la Blanca en Villalcázar de Sirga.

 

 

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Un artículo de Carmen Molinos, directora de Comunicación en FSMLR

 

 

IMÁGENES: Diferentes momentos de la inauguración del XXXII Seminario sobre Historia del Monacato. Archivo FSMLR