La Fachada Rica de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca continúa escribiendo su historia apoyada en las sucesivas generaciones que la han vivido, disfrutado y que han aprendido con ella.
Un artículo de Jesús Castillo Oli y Joaquín García Álvarez, arquitectos
La Fachada Rica de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca, obra cumbre del plateresco español, modelo de las llamadas fachadas retablo, mundialmente conocida por su rica y elegante ornamentación. A pesar de esta merecida fama la portada es, hoy en día, fuente inagotable de enigmas y preguntas, muchas de ellas aún sin resolver o con múltiples respuestas aportadas, ninguna de ellas definitiva.
Estas cuestiones se refieren, por paradójico que pudiera suponer en un monumento de estas características, a los promotores, los autores, el significado del programa iconográfico y más aún la fecha exacta de su construcción.
No quedan registros conocidos que nos iluminen sobre todas estas cuestiones, y es aquí donde comienza el camino recorrido por las diversas generaciones que han vivido y disfrutado este monumento. Cada pregunta es una fuente de investigación, especulación y debate que enriquece cada día más sus valores materiales en inmateriales.
Constructivamente la Fachada es un conjunto compuesto por un lienzo principal de 18 metros de anchura por 20 de altura y 1,23 metros de anchura, que se une al edificio histórico mediante otros dos de 2,27 metros de longitud, perpendiculares a la fachada y que configuran dos espacios cerrados, correspondientes en planta baja al zaguán de acceso y en la planta superior a la Sala de Manuscritos e Incunables de la Biblioteca de la Universidad.
Detalle ornamental de la Fachada Rica. Archivo FSMLRPH_Marce Alonso
Antecedentes
En 2012 comenzó a elaborarse un programa de conocimiento, orientado a investigar, documentar, conocer, difundir, restaurar y mantener tan emblemático edificio. Este programa asumía dos principios básicos.
Uno, relativo al ámbito de la intervención, que de forma consciente y voluntaria se extiende a todo el volumen prismático que se adosa al edificio de la Universidad, más allá de pensar únicamente en clave del lienzo decorado. Esta decoración tan poderosa en sí misma desde el punto de vista material, formal e iconográfico que se corre el riesgo de pensar que la Fachada es solo eso, su decoración. El proyecto reivindica que es mucho más, su arquitectura, su relación con el edificio histórico, su construcción y sus numerosos enigmas.
El segundo principio se refiere a los aspectos metodológicos de la actuación. En esta intervención, la actuación directa sobre el bien, su restauración, no es sino una fase más de todo un proceso de investigación. Este conocimiento forma parte, junto con la materia que le da pie, del legado que se busca transmitir a las generaciones posteriores.
Además de las preguntas arriba descritas, desde el proyecto nos formulamos otra serie de cuestiones que debían permitir acercarnos de manera más certera a las acciones que se propusiesen. Entre otras, queríamos intentar conocer: el origen del desplome de 28 centímetros de la fachada respecto de su base; la estructura interna de su construcción; la secuencia histórica con especial atención al lienzo principal; la naturaleza de la grieta que se aprecia en el lado izquierdo de la portada y su posible incidencia en la conservación futura del monumento; el origen de los daños, no muy extendidos pero si intensos en las cornisas y orientaciones suroeste de la pilastras, especialmente las del segundo cuerpo.
Detalle de uno de los sensores colocados en la Fachada Rica durante la intervención. Fotografía facilitada por la Junta de Castilla y León
Haremos en este punto una enumeración sistemática de los diferentes trabajos que se abordaron para tratar de resolver esas preguntas además de determinar su estado de conservación: se realizó un levantamiento de precisión, con un escaneado laser que permitió obtener un dibujo vectorizado en dos dimensiones, una ortofotografía del objeto y una nube de puntos de gran precisión; una revisión de las diferentes interpretaciones históricas que se han venido aportando sobre la fachada, desde las más antiguas hasta las más modernas; una lectura de paramentos para orientar sobre la secuencia histórica; un estudio petrológico y de las alteraciones del material que forma el monumento para definir su estado de conservación en el momento de la redacción del estudio; un análisis constructivo, para intentar comprender sus claves desde el punto de vista del oficio que la construyó; y finalmente un análisis por georradar.
Todo este proceso ha sido desarrollado por un completo equipo multidisciplinar que ha contribuido de forma coordinada a aportar conocimiento al documento de proyecto que finalmente recoge el diagnóstico y propone las acciones finales a desarrollar. En el equipo han trabajado arquitectos, arquitectos técnicos, restauradores, arqueólogos, delineantes, historiadores, maestros canteros, petrólogos, geólogos, etc.
Visita del rector de la Universidad de Salamanca y la consejera de cultura de la Junta a las obras de restauración de la Fachada Rica
El proyecto y su ejecución
El proyecto que finalmente resultó de todo este trabajo abordaba dos aspectos fundamentales, la necesidad del rasgado de una posible película impermeable aplicada en una anterior restauración que alteraba las condiciones naturales de transpiración de la piedra y la de aplicar soluciones arquitectónicas a los problemas causados por la humedad en sus diferentes manifestaciones.
Otras cuestiones se referían a la necesidad de la actuación sobre las colonizaciones biológicas, de airear el zócalo de la portada o actuar con sistemas antiaves para evitar la degradación y ensuciamiento de la portada.
Tras la autorización del proyecto por la Junta de Castilla y León, la siguiente fase ha sido la ejecución de la intervención, que también ha participado de todo este proceso investigador. Para ello el proyecto preveía la comprobación de diferentes sistemas de limpieza y rasgado, aplicados según un protocolo que nos permitiese llegar al método más efectivo y menos agresivo.
Los sistemas propuestos para abordar estos problemas consistían en: una limpieza manual con cepillos de cerdas vegetales; la misma limpieza pero con el soporte ligeramente humedecido; la aplicación de papetas de carbonato de amonio diluido con tiempos de aplicación regulados y estrictamente controlados; el empleo de proyección de óxido de aluminio a bajas presiones, distancias medias y aplicado por operarios formados y con criterio restaurador; el empleo de fotoablación; y finalmente la utilización de pellets de hielo seco.
Como toda limpieza, por suave que sea, siempre supone una agresión que es necesario medir y controlar, cada uno de los sistemas tenía sus ventajas y sus inconvenientes, por lo que se estableció un protocolo de investigación que ayudase a elegir el método más adecuado para cada caso de estudio.
Además, en ningún caso las actuaciones se planteaban de forma indiscriminada para toda la portada sino que cada aplicación se restringió a aquellas zonas donde se consideró estrictamente necesario porque la evolución previsible del daño en el medio plazo pudiese evolucionar a irreparables pérdidas de materia. Todas estas actuaciones han sido debidamente documentadas con el objeto de poder realizar un seguimiento estricto de su evolución.
El protocolo de actuación pasaba por la elección de diferentes zonas donde poder tomar muestras previas a los tratamientos, que tuviesen un impacto mínimo en el monumento. Una vez extraídas estas muestras se aplicaban los diferentes sistemas y se extraían muestras sobre las que comparar el resultado de los diferentes procesos con respecto a la inicial.
La toma de decisión final se realizó considerando tanto los aspectos generales como los de detalle. En el primer caso, se tuvo en consideración la efectividad del tratamiento, y el acabado final conseguido, textura de la piedra y color.
Respecto a los de detalles la decisión se tomó en base al grado deterioro de la superficie del material observado al microscopio electrónico. Con esta combinación de parámetros, al final se optó por utilizar la limpieza con óxido de aluminio en zonas localizadas puesto que, de todas ellas y a pesar de tener una incidencia moderada en la superficie del material, era la que menos variaba el aspecto final de la superficie de la piedra, sin afectar a las pátinas naturales ni las antrópicas existentes.
Por otro lado, se entonaron con agua de cal aquellas superficies en las que los daños fuesen tan importantes que quedase a la vista el material descarnado, con un tono gris verdoso que alteraba la percepción del conjunto. El criterio empleado ha sido la integración frente a la uniformidad, buscando una vibración adecuada del conjunto, permitiendo la percepción del paso del tiempo sobre la portada.
Otras de las acciones realizadas han tenido que ver con la colocación de elementos de protección de las cornisas que a su vez formasen un goterón que evitase el escurrido del agua por las decoraciones bajo las cornisas, una de las zonas más alteradas de todo el conjunto. Sobre estos elementos se han colocado una serie de sistemas antiaves que evitarán la presencia especialmente de palomas y contribuirán a su mejor conservación y mantenimiento.
Completando las acciones del proyecto, se ha modificado la cubierta de la sala de incunables, cambiándola por otra que permite un mejor mantenimiento además de una correcta ventilación del espacio.
Conservación preventiva
Detalle escultórico de la Fachada y sensor MHS, destinado a facilitar la conservación preventiva de la Fachada Rica_Archivo FSMLRPH_Jaime Nuño
El proyecto incorpora de forma decidida la innovación tecnológica mediante la implantación de un programa de conservación preventiva asociado a la portada como continente y la sala de incunables y sus importantísimos legajos y manuscritos como contenido. Se están controlando diversos parámetros ambientales con el sistema de monitorización MHSpara comprobar los efectos que esta restauración tendrá en la conservación del monumento además de ayudar a la gestión diaria y a largo plazo de los ejemplares que se custodian en la emblemática biblioteca.
La gestión de los recursos ha sido una pieza clave para llevar a cabo la intervención. El mecanismo elegido, a través de un modelo de colaboración público privada implica a la Junta de Castilla y León, la Universidad de Salamanca y ENUSA. Esta última financió todo el programa de estudios que permitió la redacción del proyecto.
La Junta de Castilla y León y Universidad han contribuido a financiar la fase de intervención, que se ha organizado mediante la participación activa de múltiples empresas especializadas del sector de la restauración, unidas con el objetivo común de la restauración de la Fachada.
Todas ellas han actuado de forma coordinada y responsable bajo la dirección de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico quien se ha encargado de mantener los estándares de calidad en la intervención, la gestión y la comunicación, acordes con la calidad y significación del bien sobre el que se intervino.
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IMAGEN DE PORTADA: Fachada Rica una vez finalizada la intervención. Archivo FSMLRPH_Santiago Santos
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