Lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en arte románico son iglesias y cuando pensamos en el siglo XXI es tecnología. Pero, ¿qué pasaría si mezclásemos estas dos ideas?

Esto es lo que está investigando la Fundación Santa María la Real, que gracias a la monitorización de templos románicos, puede saber con mayor precisión en qué parte de las construcciones tienen que actuar.

Durante uno de los cursos que la institución está llevando a cabo este verano, los participantes pudimos observar cómo funciona este proceso en tres iglesias cercanas a Aguilar de Campoo, restauradas en el marco del Plan Románico Norte.

El taller está destinado, sobre todo, a personas interesadas en el románico y en el patrimonio, aunque no es necesario que sean unos entendidos, ya que los guías son los arquitectos que se encargaron de la intervención en los edificios y lo explicaron de una manera muy sencilla y amena, acercándose a los allí presentes, contestando todas sus dudas y participando en las conversaciones.

La primera visita que realizamos fue a la ermita de Santa María, en Canduela. El templo fue uno de los edificios que más llamó nuestra atención, ya que en su interior se encuentra el MHSLab, que es “un centro experimental orientado a la investigación aplicada al estudio de los materiales, productos y procesos en el Patrimonio Cultural”. En este laboratorio se realizan, entre otras, investigaciones, en torno a materias como las energías renovables y su uso en los edificios románicos para que no pierdan su esencia histórica

Por ejemplo, la ermita cuenta con la electricidad necesaria para poder ver y trabajar, pero en sus alrededores no se percibe ningún poste o cableado y el tejado sigue siendo el original, ya que el suministro eléctrico procede de unas placas solares, convenientemente camufladas para evitar el impacto visual en un pórtico de moderno diseño que sirve, además, para mostrar la información del edificio.

Esta parada fue muy productiva para todos los presentes ya que pudimos comprobar cómo la tecnología puede facilitar la conservación y el mantenimiento de los edificios patrimoniales, sin que, por ello, pierdan su esencia.

 

 

El siguiente punto del recorrido fue la iglesia de Nuestra Señora en Valdegama, dónde descubrimos en qué consiste y cómo se lleva a cabo el proceso de monitorizar las iglesias y además pudimos poner en práctica los conocimientos adquiridos; tuvimos que ver dónde pondríamos sensores y de qué tipo para hacer más sencillo la detección de patologías. Además de todo esto, también conocimos ciertas curiosidades de las estructuras y nos enseñaron el antes y el después de las intervenciones en varios edificios.

La última visita del día nos llevó hasta la iglesia de Santiago en Cezura. Un templo que resulta aún más impresionante, si cabe, cuando conoces sus anécdotas y curiosidades de la mano de quienes han trabajado directamente en su restauración. Sin duda, una experiencia muy didáctica y una manera muy amena de acercarse al patrimonio, que ya ha enganchado a unos cuantos aficionados. De hecho, buena parte de los alumnos que acuden edición tras edición, repiten experiencia.

 

Un artículo de Andrea Garrido

 

IMAGEN: Diferentes momentos de la visita al MHSLab en Canduela y a la iglesia de Santiago en Cezura. Archivo FSMRLPH