Los 365 días del año no llegan para celebrar o reivindicar todos los temas sociales, ambientales, culturales, sanitarios y otra infinidad de causas de interés general para la sociedad. Sin embargo, aunque para muchos pasa desapercibido, hoy, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y desde la Fundación Santa María la Real no podíamos dejar de sumarnos por muchos motivos.
En primer lugar, porque aunque nos pueda parecer un día cualquiera, esta celebración suma ya 46 ediciones. Hagamos un poco de historia. La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció su celebración en 1972, coincidiendo con la primera Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo.
Pero, ¿qué celebramos realmente?
Buena pregunta. Las Naciones Unidas instan a los gobiernos y otras organizaciones a que el 5 de junio emprendamos actividades mundiales que reafirmen nuestra preocupación por la protección y la mejora del medio ambiente para profundizar y crear conciencia sobre los problemas ambientales.
Por eso, siguiendo la filosofía de la ONU, alineándonos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con la firme creencia de que la salud del planeta es fundamental y es un asunto que atañe a cada uno de nosotros, aprovechamos este día para reflexionar y tratar de entender por qué sigue siendo necesario hacer esta reivindicación.
Cada Día Mundial del Medio Ambiente tiene un tema y un país anfitrión. Este año es China, y el tema es la Calidad el Aire. ¿Por qué China? Porque según Joyce Msuya, Directora Ejecutiva Adjunta de ONU Medio Ambiente, “el país ha demostrado un liderazgo tremendo al abordar la contaminación del aire a nivel nacional». Y es que, aunque a algunos les sorprenda, el gigante asiático se ha convertido en un líder de la acción climática, con un creciente sector de energía limpia. Posee la mitad de los vehículos eléctricos del mundo y 99% de los autobuses eléctricos.
El aire que respiramos, ¿está limpìo?
La contaminación del aire, aunque no la vemos, es el mayor riesgo ambiental para la salud y asusta pensar que el 92% de los habitantes del mundo no respira aire limpio. Aproximadamente 7 millones de personas mueren prematuramente cada año por esta causa y 4 millones de estas muertes ocurren en Asia y el Pacífico. La contaminación del aire influye notablemente en el cambio climático. Según un nuevo informe de Naciones Unidas, la implementación de 25 políticas de tecnología en Asia y el Pacífico podría producir una reducción de hasta 20% en las emisiones de dióxido de carbono y de 45% en las emisiones de metano a nivel mundial, lo que evitaría 0,3˚C de calentamiento global. Ahí es nada.
En España, la protección de la calidad del aire se remonta a 1972, a raíz de que la ONU declarara 1970 como «Año de Protección de la Naturaleza», paso previo a un intento de toma de conciencia global. El Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) realiza anualmente la evaluación de la calidad del aire ambiente a nivel nacional para dar cumplimiento a los requisitos establecidos en las Directivas de aplicación. Esta evaluación anual permite obtener información comparable sobre la situación de la calidad del aire en todo el territorio nacional, y, desde marzo de 2019, y gracias al Plan Aire II (2017-2019), los españoles podemos acceder de forma sencilla al Índice Nacional de Calidad del Aire en cualquier zona del territorio nacional.
¿Cómo contribuimos desde la Fundación?
Con pequeñas y grandes acciones. Desde el compromiso de quien lleva más de cuatro décadas, casi tantos años como celebraciones del Día Mundial del Medio Ambiente, apostando por generar desarrollo en los territorios, a partir de tres grandes pilares: personas, patrimonio y paisaje.
Ésta última base, el paisaje, siempre está presente en nuestros proyectos, tratamos de adaptar nuestras iniciativas al entorno que las rodea, para que sean respetuosas con el medio ambiente, apostamos por diseñar edificios energéticamente eficientes, creemos y promovemos un turismo cultural sostenible y respetuoso con el patrimonio y con el paisaje. No solo eso, promovemos planes y modelos de gestión del patrimonio, en los que se actúa no ya sobre un elemento aislado sino sobre todo un territorio, precisamente para eso, para garantizar su supervivencia, para generar desarrollo sostenible, para mejorar la calidad de vida de las personas sin descuidar el paisaje en el que habitan.
Solos o en colaboración con otras entidades, empresas y administraciones hemos llevado a cabo programas orientados a mejorar la concienciación en torno a la necesidad de proteger el Medio Ambiente, entre los más recientes Renaturando Futuro, Repuebla en Verde, Go Green o la BTT Pedaleando por el Románico. Iniciativas que demuestran que es posible generar empleo y desarrollo desde el respeto a la Naturaleza, al Planeta.
Poco a poco, vamos asentando conciencia dentro y fuera del equipo y, así, por ejemplo, realizamos pequeños gestos importantes como vigilar y reducir la huella ecológica de nuestras acciones. ¿Cómo? Compartiendo vehículo, reduciendo desplazamientos entre sedes, minimizando el consumo de plásticos en nuestras oficinas o comprando materiales certificados y responsables. Y, como sabemos que todo es mejorable, paralelamente, trabajamos en el diseño de una política ambiental y en la certificación de nuestra huella de carbono, para establecer el punto de partida en los compromisos de emisión de los próximos años. Y es que, como ya apuntaba Miguel Delibes en 1975, en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española, “si el progreso implica destrucción, es falso progreso”.
Un artículo de Paula Conte García, técnico del Área de Proyectos de la Fundación Santa María la Real con la colaboración de Paco Alonso, Ernesto López y Carmen Molinos
IMÁGENES: Imagen anunciadora del programa Repuebla en Verde, junto a varios paisajes de la Montaña Palentina. Archivo FSMLR_Marce Alonso
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